Inicio

elpuentecolumnas

  • Edición impresa de Mayo 3, 2011

colum050311f2 En algún punto del Océano Pacífico, entre San Francisco y Hawai, una mole de basura gigante vaga al antojo de las corrientes. Se le conoce como la Gran Mancha de Plástico. Según los oceanógrafos, una gran parte de la basura que se arroja a los mares va a parar allí.

Botellas de agua o de refresco, bolsas, precintos, juguetes y toda una gran gama de objetos derivados del petróleo forman ese monstruo que nadie sabe el tiempo que tardará en desaparecer. Si una bolsa de plástico tiene una vida media de unos ciento cincuenta años, ¿cuánto tiempo puede perdurar sobre las aguas del océano una montaña de cientos de millones de toneladas?

Como en la novela Moby Dick, no hay Capitán Ahab que pueda contra esta gran ballena de plástico. Se estima que puede abarcar una extensión de hasta el doble del territorio de Estados Unidos. Según los expertos, mientras no se pare el nivel indiscriminado de consumo de los derivados del petróleo esta mancha seguirá creciendo.

Pero el Océano Pacífico no es el único que sufre este tipo de  contaminación. En el Atlántico, ya han dado la alarma de que se está produciendo un fenómeno de características semejantes.

En el Mar Mediterráneo, hace ya unos años que la Organización Greenpeace denunció que el mar tiene parte desu fondo plastificado. Al año se arrojan al mar, según los estudios de la ONG, unos 6,4 millones de toneladas de basura, entre el  60 y el 80% son plásticos.

En esta carrera del consumo hacia ninguna parte, el hombre no solo está agotando los recursos finitos, sino que está dañando todo el hábitat natural que le rodea. Estos plásticos – unos 13,000 pedazos por kilómetro cuadrado son trampas mortales para la fauna que habita  los mares. Hay biólogos marinos que han encontrado tortugas atragantadas con bolsas de plástico, tiburones con el estómago lleno de botellas o pájaros intoxicados, como el albatros. Así se podría seguir hasta llegar a las 267 especies afectadas.

Estos elementos químicos derivados del petróleo contaminan las aguas, a los animales y a su flora, pero también llegan al ser humano en la lógica de la cadena alimenticia. Parece como si el hombre usara el mar como vertedero hasta encontrar la manera de llevar la basura a la luna.

En algunos países ya se ha restringido el uso indiscriminado de bolsas de plástico en los supermercados. Ahora comienzan a venderse en vez de darse con cada compra. Los resultados han sido positivos y, aunque es un primer paso, no es suficiente.

Concientizar a la población a través de campañas, usar vidrio, disminuir al máximo el uso innecesario de bolsas derivadas del petróleo y recuperar el uso de las bolsas de tela de toda la vida, son algunas propuestas de los colectivos más sensibles con este problema. Para ello, empresas y gobiernos tendrían que poner de su parte e incentivar  a aquellos que se involucren en la reducción del consumo de plásticos. Hay fórmulas, pero también falta de voluntad y de educación ecológica.

La Gran Mancha de Plástico sigue en aumento. Pero las actuales políticas de los gobiernos persisten en sus modelos de crecimiento. Dirigen las sociedades como el capitán Ahab tripulaba su barco, conscientes de que Moby Dick tiene las de ganar.

 


 

I Inicio I Locales I Internacionales I Nacionales I Columnas I Entretenimiento I Deportes I Clasificados I Publicidad I Escríbanos I Conózcanos I English Section I Advertise I Contact us I Archivo I Enlaces I

 

El Puente, LLC. ©

Locales
Internacionales
Nacionales
Columnas
Entretenimiento
Deportes
Clasificados
Conózcanos
Escríbanos
Publicidad
English Section
Advertise
Contact us
Archivo
Enlaces
Inicio Locales Internacionales Nacionales Columnas Entretenimiento Deportes Clasificados Conózcanos Escríbanos Publicidad English Section Advertise Contact us Archivo Enlaces