Editorial en Español I El Puente

				Edición impresa de Junio 5, 2012 Por: Zulma Prieto Tengo dificultad tratando de entender como funcionan las inversiones de negocios en EE.UU. Cada año por este tiempo, vuelvo a pensar en la tremenda inversión perdida en este país. No tengo las cifras exactas, parece que en promedio 71% de los estudiantes en Estados Unidos se gradúan cada año; eso quiere decir que más o menos 2.5 a 2.8 millones de estudiantes se gradúan. El costo nacional promedio por estudiante en la escuela pública es de $8.626. Donde el negocio se torna amargo es que cada año aproximadamente 65.000 estudiantes indocumentados se gradúan de la escuela superior y muchos de ellos entre los mejores de su clase, no podrán ir a la universidad. Eso significa que los contribuyentes han aportado a la educación de 2.8 millones de estudiantes, con la expectativa de que ellos avancen con su educación y más tarde trabajen y se unan al número de individuos que paga impuestos, seguro social etc., y con sus contribuciones ayuden a sostener el creciente número de ancianos retirados. Por lo tanto es un negocio doblemente malo, no solo no obtener lo que se debe por su dinero creando oportunidades y empleo para la siguiente generación, sino además pedir a 65.000 de ellos que, por favor, en forma voluntaria salgan del país que los crío, educó y sostuvo. Por ley, los jóvenes en Estados Unidos tienen el derecho a la educación primaria y secundaria. Ir a la Universidad es opcional, pero muchos de ellos han trabajado duro para proseguir con su educación; sin embargo, para los jóvenes indocumentados es casi imposible. Ellos están atrapados en una pesadilla legal sin final. Ellos no pidieron venir a este país, nadie les pidió su opinión, ni les dieron explicación alguna. La mayoría de ellos no se enteraron que eran indocumentados hasta que quisieron tener una licencia de conducir o trataron de averiguar acerca de ayuda financiera para ir a la Universidad. Ellos fueron criados como estadinenses, con las esperanzas y sueños inculcados por sus maestros, líderes religiosos, miembros de la comunidad e incluso a veces, la familia misma. ¿Que se podía esperar? Se les dio esta cultura y se les dijo que este es el país donde si se trabaja duro, se pueden cumplir los sueños. Orgullosamente participaron en retos académicos, competencias deportivas y aprendieron a sobresalir. Ahora les dicen que sus vidas han quedado suspendidas. No se les permite trabajar ni pueden costearse una educación más avanzada. ¡Que pérdida de talento! ¡Que inversión más estúpida! ¡ Qué falta de estudios de factibilidad con datos sólidos que puedan proyectar osados planes para el futuro! Otros tal vez, se volverían a buscar oportunidades nuevas en el extranjero; después de todo han adquirido habilidades, son bilingües y quieren tener éxito. Solo hay un inconveniente, ellos creen en Los Estados Unidos, han sido educados aquí y su lealtad y sueños están ligados al país. Ellos verdaderamente desean ser parte de la vida, cultura y economía del país. Ellos saben poco, pero saben mucho más de negocios que los que dirigen el país. Ellos saben que si los dejan, son una ventaja para este país, desean reinvertir en el futuro, y el futuro está aquí. Esperemos que el país tenga una respuesta para los graduados de escuela superior y de las universidades, que han trabajado duro y desean permanecer aquí. Esperemos también que podamos corresponder al sueño de cada niño y nos permitamos el placer de ver el éxito de cada uno de ellos. I Inicio I Locales I Internacionales I Nacionales I Columnas I Entretenimiento I Deportes I Clasificados I Publicidad I Escríbanos I Conózcanos I English Section I Advertise I Contact us I Archivo I Enlaces I El Puente, LLC. ©