A medida que veo la fabulosa participación de muchos atletas provenientes de muchos lugares del mundo, me pregunto como fragmentamos las acciones humanas en diferentes compartimientos y los aislamos unos de otros.

Nos gustaría creer que cada uno de esas competencias se realizó en igualdad de condiciones para cada uno de los participantes, pero no es así.

De acuerdo a los datos olímpicos, 204 países están participando en Beijing en los juegos olímpicos del 2008, pero en el momento de escribir este editorial, el 17 de agosto, 2008, solo 65 de ellos han obtenido medallas.

Si miramos más de cerca cuáles son los países que tienen más medallas, veremos que los países del ‘primer mundo’ están liderando. ¿ Es que los países del ‘tercer mundo’ no tienen buenos deportistas? O es que ellos no han tenido la oportunidad de desarrollar su capacidad?

Tiene el joven que desea hacer gimnasia olímpica en un país del tercer mundo el lugar, apoyo técnico y los medios para dedicar su tiempo a esa disciplina específica? ¿Pueden ellos tener la evaluación y asesoría médica para entrenar sin lastimar sus cuerpos? ¿Pueden ellos excluirse de las comidas cargadas de carbohidratos, que generalmente alimentan a la gente del tercer mundo? ¿Pueden ellos consumir alta proteina, vitaminas, etc., para lograr excelencia cuando entrenan?

Desconozco las historias personales específicas de la gente de países como Jamaica, Cuba o Togo, pero los aplaudo más duro, ya que creo firmemente que tuvieron que hacer mucho más esfuerzo para llegar adonde están.

Como lo mencioné antes, nos gustaría creer que los juegos olímpicos se refieren únicamente al deporte y a los retos físicos y mentales vinculados a correr, saltar, nadar o cualquiera que sea el deporte en que los individuos participan,

Sin embargo, las verdaderas competencias olímpicas deportivas tendrán lugar cuando la raza humana haya logrado un desarrollo tal que reconozca el derecho a la igualdad de cada ser humano. El derecho a vivir en un medio ambiente de paz donde cada niño y niña tenga la oportunidad de aprender y crecer a la medida completa de su capacidad.

Algún día, cada niño tendrá el derecho a ser cuidado con amor, a tener alimentos nutritivos y la enseñanza que aumente sus oportunidades.

Mientras tanto, a medida que veo las competencias, me gozo viendo tanta agilidad, gracia y dedicación. Tan solo deseo la misma suerte para los niños de Irak en medio de la guerra, los niños colombianos afectados por la violencia, los jóvenes nicaragüenses disminuidos por malnutrición y la lista crece y crece ante mis ojos.

Yo se que muchos apludimos a los atletas actuales y también oramos por los cuerpos en plenitud de aquellos que competirán en algún día futuro en condiciones justas para todos.