“Y volveremos de nuevo”. El llamado de una quena
Por Jimmer Prieto – El Puente Staff
Si pudiéramos ver a través de la música lo que hay en el alma de los artistas cuando tocan, nos sorprendería la amalgama de significados y valores que representa cada nota. ¿Quién iba a imaginar que el maestro Jaime Díaz Orihuela estaba representando una alegoría de la historia del hombre en la tierra, al crear su Concierto Sinfónico de Machu Picchu para quena?
Desde un lugar sagrado, un pueblo inicia su larga travesía por el Camino que ha elegido. En medio de las dificultades del camino nace y crece una nueva pareja humana. Con este acontecimiento, el pueblo sabe que ha llegado el fin de su viaje y celebra el triunfo del camino, en otro lugar sagrado que lo acoge.
Pudimos descubrir un retazo del alma del maestro, tanto como las palabras pueden describirlo, en una conversación con Nayo Ulloa; músico, residente de Goshen, Indiana y artista central del Concierto Sinfónico Machu Picchu para quena que se presentó al público el pasado 23 de abril, en Sauder Concert Hall, en Goshen College. Nayo le dio al concierto el toque ancestral que merece, por la forma magistral en que tocó la quena.
El ensamble de la orquesta sinfónica con el sonido de la quena fue un desafío que fue resuelto, solo por el “espíritu de la música” que vibra por igual entre los verdaderos artistas.
El concierto consta de tres movimientos. El primer movimiento se titula La llamada. El maestro me explicó, dice Nayo, que este movimiento representa un llamado a la unidad y la paz mundial. La quena es la voz de los pueblos indígenas, ahora que no tienen voz. Los pueblos mestizos tienen la misión de hablar por sus ancestros, en las notas de la quena. Pero hay algo más. Este movimiento tiene dos temas musicales que son protagonistas en el concierto; el llamado del hombre y el llamado de la mujer.
Nayo tomó una de varias quenas que tiene en su estudio y me hizo escuchar ambos llamados, y así pudimos descubrir la armonía que hay entre ellos. Sin esfuerzo alguno, mi mente sobrevoló de nuevo el inmenso Valle del Inca, en mi paso por el Perú, cuando era joven.
El segundo movimiento es titulado La Peregrinación. Nayo lo explica así:
“El Camino del Inca existe. Es un camino real, construido por los incas, en el valle que consideraron sagrado. Se extiende a lo largo de 43 km. Es sinuoso y difícil de andar entre las montañas andinas. La visión de la peregrinación es un largo camino que comienza en la Plaza de Armas de Cuzco, donde se encuentra el Templo del sol y termina en Machu Picchu. Es una reflexión en la que los humanos buscan comunión con los antepasados, con la naturaleza y con Dios. Aquí los sonidos de la quena representan el nacimiento de algo nuevo. Un nuevo ser humano que surge de las dificultades y los retos del camino.”
La plaza de Armas de Cusco era un centro ceremonial donde estaba el templo del sol. La ciudad de Cusco, fundada por los Incas, significa, ‘ombligo’ o ‘punto de encuentro’ del imperio incaico. Después de la conquista española, los nuevos gobernantes construyeron templos católicos y mansiones sobre las ruinas de los antiguos palacios incas. Allí comenzó—como una alegoría trágica—la peregrinación dolorosa de los pueblos indígenas, representada en el segundo movimiento del concierto.
¡Haz que la quena llore, Nayo! me decía el maestro cuando yo trataba de poner en notas musicales, su inspiración profunda.
Vea el video en YouTube: https://youtu.be/kiEZms8IzNE

El tercer movimiento se titula La celebración. Los incas han caminado desde el centro del sol hasta Machu Picchu y celebran haber llegado allí. El maestro Orihuela le dice a Nayo que “este movimiento representa a todas las razas humanas. Está celebrando una nueva humanidad no subordinada; el triunfo de todos los seres humanos”.
Para el maestro, eso era el verdadero mestizaje. Compartió con el discípulo estos significados y valores, abriendo ante él, una ventana de su alma; su filosofía de la vida y su religión interior, su profunda humanidad, su visión global, libre de las cadenas del tiempo y del espacio.
¿Y qué sientes tu cuando tocas la celebración? Nayo no se deja sorprender por la pregunta y responde “Para mí La celebración no tiene un significado tan amplio como el del maestro. Significa haber puesto la quena indígena como el instrumento principal de una orquesta europea”.
Dos temas constituyen el tercer movimiento: El huayno y la sikuriada, lo cual representa la quena y el sikur. El concierto Machu Picchu originalmente debe tocarse con el sikur pero eso lo omitimos, dice Nayo. Luego toma su sikur y comienza a tocarlo. Era como escuchar la voz del Inca, el Azteca, el Aymara, el Maya y de todos los pueblos indígenas convocados en una sola lengua, en notas de gozo incomparable que invitan a la danza.
Vea el video en YouTube:https://youtu.be/DLsc6gTRdKQ

Así llegamos al final de esta conversación en la que evocamos el espíritu del maestro Jaime Díaz Orihuela. Mi mente voló medio siglo atrás, cuando caminando por Suramérica, escribí un poema sobre mi encuentro personal con el espíritu del indio americano. He aquí una de sus líneas, en lengua Quechua.
“Guatecyatak chamaunka Kikiyantatac runaska”
(Y volveremos de nuevo con igualdad humana).
Este artículo es un homenaje al maestro Orihuela, quien tuvo la visión de una humanidad redimida, al final de los tiempos, y la plasmó en su música. Una esperanza de soñador en sol sostenido, una quimera de la historia—por ahora—donde han desaparecido la opresión del hombre por el hombre, la ignorancia y la injusticia. Él creía que en esa celebración de la unidad en la diversidad de las razas de la tierra, un día se escucharía en concierto, la quena de los pueblos amerindios, anunciando que se fueron tan solo por un tiempo y que han vuelto de nuevo, y tal vez ya estén entre nosotros.
Comentarios. prietojim@webelpuente.com
Foto de portada por Gabriela Tovar