Por la crisis económica, crece el hambre en la Argentina gobernada por el neoliberal Mauricio Macri
Si alguien quiere saber por qué el mandatario neoliberal Mauricio Macri probablemente pierda la presidencia en los comicios del 27 de octubre, sólo tiene que visitar un comedor comunitario en Argentina.
El hambre no es un fenómeno nuevo en el país, y menos aún la pobreza pero la galopante inflación en medio de una recesión disparó la miseria de los argentinos a niveles insospechados. Reciba o no asistencia del Estado, no hay comedor que hoy no se vea desbordado por el aumento de gente que pide ayuda.
El comedor Caritas Felices, ubicado en el suburbio pobre de Claypole, al sur de Buenos Aires, alimenta dos veces por semana a 128 chicos, frente a los 20 que recibía cuando abrió sus puertas en abril.
Si la ONG -que no recibe ayuda estatal- logra donaciones o dinero suficiente, hace una tercera comida a la semana. Sin embargo, en los últimos meses le ha resultado difícil.
“Hay chicos que no llegan al alimento de la noche. Todas esas cosas se ven acá, en este barrio”, dijo a Reuters Elena Escobar, de 53 años, una de las encargadas del comedor.
Los chicos comen de pie por falta de sillas y, como hay pocos cubiertos, muchos tienen que comer con las manos el arroz con alas de pollo que les sirven. La comida se consigue por donaciones o la compran los voluntarios de la organización con los subsidios a la pobreza que cobran del Estado.
Si la situación ya era crítica para muchos argentinos, la derrota que Macri -el candidato preferido por los mercados financieros- sufrió en las primarias de agosto hizo saltar por el aire los endebles engranajes que aún hacían girar la máquina de la economía.
El peso se derrumbó un 25% en un solo día por las dudas de los inversores y aceleró una inflación que cerraría el año en 55%. La producción se hundió aún más y el desempleo superó este mes el 10%.
El alza anual de los alimentos es cercana al 60%, con algunos productos básicos como lácteos con aumentos de entre 80% y 90% en los últimos 12 meses.
La pobreza -que era del 32% el año pasado- alcanzó al 35,4% de los argentinos en el primer semestre de 2019 y estiman que llegaría al menos al 38% a fin de año.
La indigencia, que mide a quienes no logran comprar los alimentos básicos, era del 7,7% en el primer semestre, en un país que históricamente ha tenido una clase media hegemónica. De acuerdo con datos de la Universidad Católica Argentina (UCA), el 13% de los chicos y adolescentes pasó hambre en algún momento de 2018.
Aunque las elecciones se realizarán en octubre, las primarias dieron una acabada muestra de que, si no hay sorpresas, ganará el candidato de la centroizquierda peronista, Alberto Fernández, que obtuvo casi el 50% de los votos con una diferencia de 17 puntos porcentuales sobre Macri.
Macri evita el tema de la pobreza en su campaña, mientras que Fernández -que es secundado en la fórmula por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner- consideró el hambre como el mayor problema de los argentinos y dijo que va a combatirlo. Pero no está claro cómo lo logrará sin aumentar un déficit fiscal, que es el origen de los problemas que tiene la economía.