Cómo transcurrió “Un día sin nosotras” en Tuxpan, Veracruz
Por Jimmer Prieto
La tarde era cálida y transcurría normalmente en el centro de la ciudad. A la entrada del Palacio Municipal había un mural alusivo al día de la mujer, que se había celebrado el día anterior. Este aviso hacía justamente la diferencia, dándole al ambiente alrededor la sensación de que algo importante realmente estaba ocurriendo. Un par de mujeres conversaban plácidamente, sentadas en las escalinatas del edificio, a solo dos metros del mural y decidí acercarme a ellas para escuchar su opinión acerca de este histórico 9 de marzo, en que transcurría “Un día sin nosotras”.
Una de ellas accedió a la entrevista. Su nombre es Eixitel y este es un resumen de lo que dijo respondiendo a dos preguntas básicas: ¿Por qué decidiste participar en “un día sin nosotras”? ¿Crees que lo que ha ocurrido hoy contribuye a crear conciencia en los hombres acerca del valor de la mujer, en México? “Si, decidí participar. Trabajo en una empresa financiera. Varias compañeras y yo decidimos pedir el día libre para permanecer en casa. Los administradores respetaron nuestra decisión y nos aseguraron que no habría represalias. Estoy fuera de mi casa porque también soy madre y cuido de mis hijos. Esta manifestación es necesaria pero con ella no va a parar el problema. Los feminicidios, el acoso sexual, el irrespeto, el maltrato a la mujer están muy acendrados en la sociedad y es mi opinión que deben empezar a solucionarse en la familia misma, donde los padres educan a los hijos con ejemplos para que se hagan conscientes desde pequeños. Yo tengo dos hijos, el mayor tiene 16 años y tiene una novia. Yo hablo con mi hijo. Le he dicho varias veces que nunca quiero oír que la trata mal o que ejerce contra ella cualquier tipo de violencia. Somos gente que asiste a la iglesia y nuestros niños han sido educados en esos valores de respeto. Ahí, en el hogar es donde nace la solución al tremendo problema que afrontamos las mujeres”.
Así terminó nuestra conversación con una mujer adulta, normal, madre y trabajadora como las hay por millones en todas las ciudades grandes y pequeñas de México, así como en los campos. Su razonamiento sencillo pero muy vivido, nos lleva a confirmar que los valores de los pueblos tienen su origen en la familia y que los padres tienen la tarea fundamental de enseñarlos a los hijos para que crezcan con ellos.
