Estados Unidos registró al menos 1,172 casos de sarampión, la mayor cantidad en un solo año desde 1992
En el año 2000, los funcionarios de salud afirmaron que el sarampión había sido erradicado de Estados Unidos. Sin embargo, en 2019, ya se registraron al menos 1,172 casos del virus, la mayor cantidad en un sólo año desde 1992.
Nueva York, Michigan y el estado de Washington han sido especialmente afectados por el virus este año. La mayoría de los infectados no estaban vacunados.
Sarampión
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades publicó un informe el 1 de agosto que indica que, entre los que contrajeron sarampión en 2019, 124 personas fueron hospitalizadas, mientras que 64 informaron complicaciones de salud graves, como neumonía y encefalitis.
Es más probable que el sarampión se propague y provoque brotes en las comunidades estadounidenses donde grupos de personas no están vacunados.
Treinta estados han reportado casos de sarampión este año: Alaska, Arizona, California, Colorado, Connecticut, Florida, Georgia, Idaho, Illinois, Indiana, Iowa, Kentucky, Maine, Maryland, Massachusetts, Michigan, Missouri, Nuevo México, Nevada, New Hampshire, Nueva Jersey, Nueva York, Ohio, Oklahoma, Oregón, Pensilvania, Texas, Tennessee, Virginia y Washington.
En Nueva York, los brotes de sarampión afectaron a varias comunidades judías ultraortodoxas. El brote provocó que el alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, declarara una emergencia de salud pública para ciertos códigos postales en Williamsburg, Brooklyn.
En enero, un brote de sarampión se extendió a través de un “punto de acceso” contra la vacunación, un área con muchas personas no vacunadas, en el condado de Clark, Washington, lo que provocó que los funcionarios declararan una emergencia de salud pública.
Alrededor del 8 por ciento de los niños en las escuelas públicas del área habían recibido exenciones de vacunarse contra el sarampión, por razones personales o filosóficas. Esto probablemente ayudó a alimentar el brote, que finalmente infectó a 52 niños menores de 10 años.
Según este análisis, 1 de cada 8 niños en Estados Unidos está en riesgo de ser infectado, debido a padres que creen saber más que los científicos, que los estudios oficiales o que incluso aseguran distinguir por ellos mismos quién dice la verdad o quién miente, arriesgando a sus hijos.