Senadora opositora, muy lejana en la línea sucesoria, asume la presidencia de Bolivia tras la salida de Evo Morales

La mandataria interina de Bolivia, Jeanine Áñez, inició el miércoles su transición asegurando que llamará a elecciones en el corto plazo, un día después de proclamarse presidenta para poner fin al vacío de poder que generó la salida de Evo Morales.
En medio de la crisis política disparada por la renuncia de Morales bajo presión de las Fuerzas Armadas, los enfrentamientos entre seguidores y opositores al expresidente seguían. 
“Convoco ahora a una transición pacífica y democrática (para) revocar las condiciones que nos habían convertido en un país totalitario”, señaló Áñez desde la casa de Gobierno. 
Mientras hablaba, legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) -el partido de Morales- intentaban ingresar al Congreso para pedir su renuncia, pero las fuerzas de seguridad lo impidieron. 
“Hoy, legisladores del pueblo han sido brutalmente reprimidos e impedidos de ingresar a la Asamblea. El golpe racista y fascista se hunde en la ilegalidad”, escribió Morales en su cuenta de Twitter.
La mandataria provisional, que acusó a Morales de “golpista” y de haber realizado un “fraude descarado” en las elecciones de octubre, afirmó que tiene la intención de llamar a elecciones “en el tiempo más breve posible”. 
El líder indigenista dejó el domingo el poder denunciando un golpe de Estado en su contra, luego de que las Fuerzas Armadas le “sugirieran” renunciar en medio de amplias protestas de opositores que lo acusaban de cometer fraude en las elecciones del 20 de octubre.
“Tenemos la obligación de pacificar (…) Vamos al diálogo nacional para acabar con la violencia”, dijo Morales el miércoles. “Si mi pueblo pide, estamos dispuestos a volver” a Bolivia, añadió. 
La situación institucional de Bolivia generó divisiones en América Latina entre una centroderecha que considera que Morales cometió fraude y debía dejar el poder y una centroizquierda que señala que hubo un golpe de Estado en su contra. 
El miércoles, Estados Unidos y el Reino Unido reconocieron a Áñez como presidenta. El gobierno de Brasil, liderado por Jair Bolsonaro, fue el único de América Latina que la felicitó.